Electrocardiograma y Valoración Preoperatoria

La Valoración Preoperatoria es una evaluación médica que se realiza antes de una cirugía para verificar el estado de salud general del paciente. Su propósito es identificar factores de riesgo que puedan aumentar las complicaciones durante la cirugía o la recuperación. Incluye el análisis del historial médico, un examen físico, y pruebas adicionales como análisis de sangre, radiografías o electrocardiogramas, según el tipo de cirugía.

El electrocardiograma (también conocido por sus siglas ECG o EKG) es una sencilla exploración que obtiene un registro de la actividad eléctrica del corazón mediante unos electrodos colocados sobre la piel.

Es una exploración básica en cardiología. Se emplea de manera rutinaria en el diagnóstico inicial de muchas enfermedades cardíacas y nos brinda orientación, acerca de las alteraciones del ritmo del corazón y probable crecimiento de las cavidades cardíacas.

El electrocardiograma registra en papel los cambios que ocurren en las pequeñas corrientes eléctricas que se producen en el corazón con cada latido.

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¿Cuándo se realiza un electrocardiograma y una Valoración preoparatoria?

El Electrocardiograma se emplea cuando las alteraciones en el trazado son imprescindibles para el análisis de las arritmias y muy útiles en los episodios agudos de enfermedad coronaria como el infarto de miocardio.

Esta prueba diagnóstica es la base de otras exploraciones más complejas como la electrocardiografía de esfuerzo (prueba de esfuerzo) o la electrocardiografía dinámica ambulatoria (Holter).

Enfermedades en las que se suele solicitar un electrocardiograma:

  • Angina de pecho
  • Arritmias cardíacas
  • Infarto agudo de miocardio
  • Soplos Cardíacos
  • Insuficiencia Cardíaca
  • Check-Up

La Valoración Preoperatoria se lleva a cabo antes de cualquier procedimiento quirúrgico programado, especialmente en los siguientes casos:

Enfermedades en las que se suele solicitar un Valoración Preoperatoria:

  • Pacientes con enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes o problemas cardíacos
  • Cirugías mayores o de alto riesgo
  • Pacientes de edad avanzada o con historial médico complejo
  • Procedimientos donde es necesario ajustar o suspender medicamentos previos